Desde que visitamos Grecia por primera vez, siempre habíamos querido volver. En ese primer viaje nos centramos, principalmente, en la Grecia continental; el Peloponeso, Delfos, Meteora y Atenas, pero también pudimos visitar algunas de las islas griegas más conocidas: Creta, Santorini y Zante. A pesar de haber pasado alrededor de 20 días en Grecia, ese viaje nos gustó tanto que despertó en nosotros esas ganas de volver para conocer más. Es por ello que volvimos, pero esta vez quisimos dedicarlo exclusivamente a las islas griegas.
Así que este es nuestro segundo viaje a Grecia para hacer una ruta de 21 días por las islas griegas. Algunas de las islas griegas ¡claro! Ya nos gustaría a nosotros poder incluirlas todas, pero desafortunadamente nuestras vacaciones no son infinitas… Lo positivo es que ahora tenemos excusa para volver y visitar las islas que nos quedan.
Al organizar nuestro viaje, lo primero que nos preguntamos fue cuáles eran las mejores islas griegas para visitar, las islas más paradisíacas y las islas con más oferta cultural. Y después de mucho leer y de sacar toda la información, opiniones, y de escuchar a familiares y amigos con sus experiencias, confeccionamos nuestro propio crucero a medida, según nuestros gustos e intereses y, la verdad es que tres semanas nos dieron para visitar las siete islas griegas que más interés despertaron en nosotros. Además pudimos reservar un par de días para repetir Atenas, ya que en el anterior viaje no la habíamos podido disfrutar lo suficiente por un imprevisto de salud.
Qué islas griegas visitar
Nuestro viaje a las islas griegas empieza un 28 de agosto volando desde Barcelona a Miconos (Mykonos). A partir de aquí fuimos saltando de isla en isla hasta la última, que fue Rodas, desde donde volamos a Atenas para luego tomar el vuelo de vuelta a Barcelona.
Fue un viaje muy completo; disfrutamos de yacimientos arqueológicos (que ya sabéis que nos encantan), de naturaleza, de pueblos y ciudades con mucho encanto, pero también tuvimos nuestra parte de relax en playas paradisíacas, sin olvidarnos de la comida, de la gente y de la cultura del lugar. Decidimos incluir las siguientes islas en nuestro tour por las islas griegas y la verdad es que creo que no nos equivocamos para nada:
Isla de Mykonos
Mykonos nos sorprendió gratamente. A priori, no nos llamaba nada la atención por la fama que tiene de turismo de fiesta, playa y lujuria (jajaja) y todo a precios desorbitados. Que ¡ojo! es probable que sea eso, precisamente, lo que algunos buscáis. Y no lo criticamos, solo que a nosotros nos gusta gastar nuestros ahorrillos del año en ver y hacer cosas que no podemos hacer en la ciudad donde vivimos. Y, fiesta, alcohol y playa ya lo tenemos en nuestro país.
Mykonos es la isla griega más cara con la que nos hemos topado. El alojamiento que más caro hemos pagado en toda Grecia, 100 euros/noche compartiendo habitación y baño, eso sí ¡muy cool! El hostel tiene muy buena valoración de los clientes. Por si alguno está interesado os dejamos el enlace aquí: MyCocoon Hostel
El caso es que elegimos ir a Mykonos porqué, para visitar Delos, parada obligada para los amantes de la historia y la arqueología e isla que no queríamos perdernos por nada del mundo, había que pasar por allí, además de que había vuelo directo desde Barcelona. Así que se convirtió en un punto de partida ideal.
Al final, Mykonos, a pesar de sus precios, nos gustó mucho más de lo esperado. Solo pasamos allí 2 noches y la verdad es que la isla nos dejó muy buen sabor de boca.
El día que pasamos en Mykonos lo dedicamos a callejear por la ciudad vieja Chora y a hacer una excursión corta a pie hasta la cima más alta de la isla para observar las vistas de toda la isla y la puesta de sol desde allí. Lo de la excursión es algo muy poco usual, prácticamente nadie que va a Mykonos lo hace, pero los chicos del alojamiento nos ofrecieron ir con ellos y fue todo un acierto.
Información más completa en:
Isla de Delos
El segundo día, cogimos el primer ferry en el puerto viejo de Chora, en Mykonos, para ir a visitar la isla de Delos, una isla deshabitada, pero con uno de los yacimientos arqueológicos más extensos e impresionantes que hemos visitado nunca.
Es super curioso pensar que, en esta minúscula isla del Egeo, de no más de 5 km de largo y 1300 metros de ancho, vivían 30000 personas en el año 90 aC, desde los propios atenienses y romanos, hasta personas de otras nacionalidades y culturas del mediterráneo, conviviendo todos en perfecta armonía. A pesar de su pequeño tamaño, se trataba del lugar más sagrado de la antigua Grecia, por haber nacido allí los dioses Apolo y Artemisa.
En la misma isla también se puede visitar el Museo Arqueológico de Delos así que, aunque la mayoría de gente lo visitan en unas 3 horas, nosotros pasamos allí el día entero visitando cada rincón y cada piedra hasta que, a las 19:30h tomamos el último ferry de vuelta a Mykonos.
Delos solo puede visitarse en verano, en inverno está cerrado. Estos son los horarios de los barcos que zarpan hacia y desde Delos:
Mykonos → Delos:
09:00 | 10:00 |11:30 | 17:00
Delos → Mykonos:
12:00 | 13:30 | 15:00 | 19:30
Nosotros pagamos € 20,00/persona por el trayecto de ida y vuelta en ferry que tiene una duración de unos 30 minutos. El precio nos pareció un pelín caro, la verdad. Pero hay que hacer el sacrificio.
El yacimiento arqueológico de Delos abre todos los días, más o menos entre los meses de abril a octubre, de 08:00 a 20:00 y el precio de la entrada es de € 12,00/persona. No obstante, por si hubiera habido cambios, os recomendamos que consultéis los precios y horarios actuales en su web oficial.
Y si os queréis ahorrar los dolores de cabeza de mirar horarios y de organizar el tour por vuestra cuenta, siempre podéis reservarlo con antelación a través de este enlace:
Isla de Naxos
Nuestra tercera parada en este viaje fue la isla de Naxos, las más grande y verde de las Cícladas, pero tan solo 18000 habitantes. Nos pareció una isla muy tranquila, ideal para pasar unos días relajados, sobre todo si se viaja con niños.
Llegamos a la isla griega de Naxos en ferry desde Mykonos en un trayecto de poco más de 1 hora de duración y pasamos cuatro días y medio en la isla alojados en Depis Place and Apartments.
La ciudad principal es la ciudad de Naxos (Chora). El paseo por las callejuelas del casco antiguo estuvo bien pero no fue nada del otro mundo, supongo que para el que ya conoce Santorini o Mykonos, lo que es la ciudad de Naxos resulta un “ni fu ni fa”. Sin embargo los pueblos del interior de la isla sí que nos gustaron. Tienen mucho encanto y se come de maravilla.
Lo sí que nos gustó en la ciudad portuaria de Chora, fue la ruina de Portara, que además te ofrece unas puestas de sol únicas, aunque abarrotadas de gente. Y lo mejor de todo es que no hay que pagar entrada, es gratuito. Además de la puesta de sol desde Portara, la panorámica mirando hacia la ciudad de Chora es única, casi mejor que mirar hacia donde se pone el sol.
En Naxos alquilamos un coche para poder recorrerla libremente y esto nos permitió visitar pueblecitos preciosos, ruinas, naturaleza, y encontramos playas de aguas turquesas impresionantes, prácticamente como piscinas.
Desde Naxos saltaríamos hacia una de sus hermanas pequeñas, la isla de Koufonisia. Esta isla está tan cerca de Naxos y es tan pequeña, que existe la posibilidad de visitarla en excursiones de un día como esta:
Koufonisia
A Koufonisi solo podemos definirla con una palabra: ¡Brutal! Esta es una isla minúscula, muy cercana a Naxos, que realmente nos pareció un muy buen lugar para huir y desconectar. Un auténtico paraíso en el Egeo. Estuvimos solo dos días y medio porque, realmente, la isla es pequeña y se recorre en un día, pero es el típico lugar que, a pesar de no tener mucho que ver, te cautiva. De hecho, cuando tocó irse, lo hicimos con cierta melancolía. Seguro que algún día volveremos y esta vez será para pasar una semana entera, con un buen libro y ¡a relajarse con esos paisajes de infarto y playas de ensueño!
A Koufonisi también llegamos, desde la isla de Naxos, en ferry con la compañía Hellenic Seaways, que nos costó 23,50 euros por persona y el trayecto fue de unos 50 minutos. Nos alojamos en el Atlantida Hotel, sin grandes lujos, pero la piscina y bonitas vistas a la ciudad y al puerto le suman puntos.
Dejamos Koufonissi un poco apenados, pero se nos iba a pasar pronto cuando llegaramos a nuestra siguiente parada: la isla de Milos.
Milos (Milo)
Milos quedaba algo apartada en nuestra ruta y, aparentemente, no iba a ser una isla del top ten, pero estábamos muy equivocados. La incluimos en nuestra ruta por las islas griegas gracias a unos grandes amigos viajeros (dreaming_destinos), que nos hablaron muy bien de ella y, finalmente, nos convencimos de navegar un poco más lejos para visitarla.
Llegamos a Milos, desde Koufonisi, en ferry con la compañía Seajets, en un trayecto de unas 4 horas.
El nombre de la isla nos suena a todos por ser el lugar donde se encontró la famosa Venus de Milo, estatua de mármol blanco que, actualmente, se encuentra expuesta en el Museo de Louvre de París. Se encuentra en forma del souvenir por toda la isla.
Pasamos tres días enteros en Milos y nos encantó. El primer día lo pasamos en la famosa playa de paisaje lunar, la playa de Sarakiniko, ya que nos dijeron que el mar estaba calmado y hacía un día ideal para hacer saltos desde sus rocas blancas.
Al día siguiente alquilamos un quad para visitar otros rincones como Plaka, el Teatro romano, las Catacumbas de Trypiti, cerca del precioso pueblo de pescadores de Klima.
Fuimos, también a la playa de Firopotamos y ver la puesta de sol en el Kastro de Plaka. El tercer y último día hicimos una excursión en velero alrededor de la isla para ver otras playas de más difícil acceso y lo más turístico de la isla; Kleftiko.
Isla griega de Santorini
Santorini es una de las islas más turísticas de Grecia y, por algo será que tiene la fama que tiene. Realmente, a pesar de lo molesto que puede hacerse visitarla en verano, por la cantidad de cruceros que hacen parada en la isla, hay que reconocer que es única; las ciudades de Thera y Oia en pleno acantilado y sus calles estrechas con vistas a la «caldera» tienen mucha magia y encanto y no hablemos de sus puestas de sol. Pero además, en Santorini, encontramos una oferta cultural de lo más valorada, sobretodo por los amantes de la historia y la arqueología; el museo de Thera, el yacimiento de la antigua Thera y de la ciudad de Akrotiri, que quedó sepultada por cenizas después de una enorme erupción del volcán, y sobre la que escribimos un artículo en la revista El Magacín.
En cuanto a playas, Santorini no tiene las mejores playas de Grecia. Sin embargo tiene playas muy únicas como la Red Beach, de color rojizo como su propio nombre indica.
La isla de Santorini ya la habíamos visitado en nuestro anterior viaje a Grecia, pero queríamos ir a la isla de Rodas y, para llegar a ella desde las Cícladas, solo era posible desde Santorini, así que navegamos hasta Santorini desde Milos, en un ferry de Seajets y trayecto de 2 horas y media, para llegar allí al mediodía y tomar, esa misma noche, el ferry a Rodas. Así que pasaríamos unas 14 horas en la isla.
Dejamos las mochilas en el puerto, en el restaurante Spartakos que tiene servicio de consigna, y así no tener que cargar con ellas todo el día. Nos dijeron que estaban abiertos 24 horas (aunque en su web dicen que están hasta la 1:00), cosa que nos vendría muy bien ya que nuestro ferry a Rodas salía a las 3:20 de la madrugada.
Alquilamos un quad en el mismo puerto aun sabiendo que nos iba a costar más caro (45 euros el día) que en Thera, pero no teníamos mucho tiempo que perder si queríamos ver cosas en tan pocas horas. Para los precios de los quads hay que tener en cuenta la potencia y los días de alquiler, cuantos más días lo alquilas y cuanta menos potencia más barato (precio/día). Aunque si queréis ir dos en un mismo quad es aconsejable pagar un poco más y tener un quad con más fuerza.
Vistas desde Kasteli de Pyrgos
Le sacamos bastante jugo al día y fuimos a ver algunas cosas que no habíamos visto en el otro viaje, como Pyrgos, la antigua capital de Santorini, y donde se encuentran restos de Kasteli, un castillo medieval, subimos a la cima de la montaña de Prophet Elias con vistas de toda la isla incluida Ancient Thera si se caminan unos cuantos metros por el sendero.
Finalmente fuimos a repetir el atardecer en Oía, uno de los mayores espectáculos que ofrece la isla de Santorini. Después de cenar nos fuimos al puerto a devolver el quad y a esperar la salida de nuestro ferry hacia la siguiente isla; Rodas.
Si te interesa Santorini, te aconsejamos que leas el artículo publicado en la revista El Magacín, titulado Akrotiri. La Pompeya del Egeo
Isla de Rodas (Rhodes)
Llegamos a Rodas desde Santorini con un ferry de la compañía Blue Star Ferries en el que reservamos un camarote para dormir durante las casi 8 horas de viaje.
La primera impresión al desembarcar en Rodas fue bastante mala. El puerto y sus alrededores nos parecieron muy descuidados i no parecía que estuviéramos en Grecia o, por lo menos, en la Grecia que habíamos conocido hasta ahora. Nos recordó a su país vecino Turquía.
Fuimos a pie hasta el hotel con nuestras mochilas en la espalda mientras comentábamos que quizás el ir a Rodas habría sido una equivocación. Resultó que lo que sí había sido una equivocación fue pensar eso ya que, finalmente, Rodas nos atrapó por su historia y por sus restos arqueológicos repartidos por toda la isla.
La isla es muy conocida por el famoso Coloso de Rodas, que era una enorme estatua de bronce, de 32 metros de altura, que representaba al dios del sol Helios y que desapareció después de un terremoto que la destruyó en el año 226 a.C. Y es una de las 7 maravillas de mundo antiguo. Igual que pasa en Milos con la Venus de Milo, el Coloso es el rey de los souvenirs en la isla.
La isla de Rodas es grande y para poder visitar otros lugares de la isla, decidimos alquilar un coche. En la isla pasamos tres días y medio para visitar la Acrópolis de Lindos, Ancient Kamiros, la Acrópolis de Rodas, la ciudad de Rodas y su Museo Arqueológico.
En la isla de Rodas finalizó nuestro tour por las islas griegas. Después, en avión, volamos hasta Atenas donde nos quedaríamos 2 días antes de volver a Barcelona.