La Fontana de Trevi (o Fontana di Trevi en italiano) es la fuente más grande de Roma y sin ninguna duda la fuente más famosa del mundo. Se inauguró en 1762, pero las aguas que la alimentan provienen de un acueducto que lleva funcionando ininterrumpidamente desde hace más de 2.000 años. Vamos a contarte su apasionante historia. Además que sepas que para los autores de este blog la Fontana de Trevi tiene un significado muy especial. Allí tuvimos nuestra primera cita en 2007 cuando ambos vivíamos en Roma.
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Las fuentes de Roma
La relación de Roma y sus fuentes es tan extensa que daría para escribir un libro, pero déjanos decirte que la ciudad eterna le debe mucho a sus manantiales de agua. El nacimiento y la caída en desgracia de la ciudad tiene que ver con ello.
Por una casualidad geológica del terreno donde se asienta Roma (suelo volcánico en los cerros y permeable en la llanura) en la antigüedad brotaban muchos manantiales naturales de agua. La ciudad creció gracias a ellos, y cuando el volumen de población fue excesivo se construyeron gigantescos acueductos que fueron la maravilla del mundo antiguo. La antigua Roma llegó a tener una población de más de un millón de habitantes en tiempos de los césares y 1.300 fuentes.
En total hubo once acueductos durante el Imperio Romano, de los cuales el que suministra agua a la Fontana de Trevi es el sexto, el de Acqua Vergine o Aqua Virgo en latín («agua virgen» en español).
El origen del acueducto que proporciona agua a la Fontana de Trevi
El acueducto de Aqua Virgo se terminó de construir en el año 19 a. C., tiene más de 20 km de largo y es completamente subterráneo a excepción de los últimos 1.800 metros. Es el único que sigue funcionando ininterrumpidamente desde los tiempos del Imperio Romano, aunque fue gravemente dañado en el asedio de los godos a Roma en el año 537.
Marco Vipsanio Agrippa, yerno del emperador Augusto, fue el arquitecto que diseñó el acueducto que todavía hoy proporciona agua a la Fontana de Trevi. A este arquitecto también se le recuerda por haber proyectado el Partenón (su nombre está grabado en la fachada).
Cuando los enemigos de Roma destruyeron los acueductos que rodeaban la ciudad, no hubo nadie que pudiera repararlos y la antigua capital se despobló rápidamente. Es por eso que se dice, no sin razón, que las fuentes de Roma fueron las causantes del ascenso y la caída del Imperio Romano.
La construcción de la Fontana de Trevi en la Edad Media y el Barroco.
Durante la Edad Media, hacia 1410, en el punto terminal del acueducto de Acqua Virgo había un cruce de caminos. En el lenguaje de la época, Treio, significaba “tres caminos”, ese es el origen de la palabra Trevi de «Fontana de Trevi«. En el lado este de la colina del Quirinal se construyó una primera fuente con tres bocas, la Fontana del Treio.

El lugar era muy concurrido, no solo por ser un cruce de caminos, sino porque estaba muy cerca del Palacio Barberini, donde vivía la familia del Papa, y del Palacio del Quirinal, donde vivía el propio Papa Urbano VIII. En un momento dado (1625) se decidió construir una gran fuente que no solo sirviera para dar agua a los viandantes, sino para que sirviera como símbolo propagandístico del poder del papado.
Fueron innumerables los papas, artistas y arquitectos que participaron en las obras de construcción de la Fontana de Trevi. Urbano VIII, Bernini, Inocencio X, Clemente XII, Nicola Michetti , Luigi Vanvitelli , Ferdinando Fuga, Battista Maini, Benedicto XIV, Giuseppe Pannini, Clemente XII, Nicola Salvi, Filippo della Valle o Pietro Bracci por poner solo algunos ejemplos. Los Papas del barroco pretendían hacer una obra grandiosa, pero con frecuencia los trabajos de la Fontana de Trevi debieron pausarse por falta de fondos, eso suponía que muchas veces un Papa fallecía y era sustituido por un nuevo Papa, que a su vez decidía modificar el proyecto para adecuarlo a sus gustos. Escogía a un nuevo arquitecto, que a su vez escogía a un nuevo escultor, que a su vez también fallecía y vuelta a empezar. Al final la construcción de la Fontana de Trevi se demoró casi un siglo y medio hasta 1762.
Una de las cosas que más nos sorprendió de nuestro año de estancia en Roma fue la cantidad de fuentes públicas que hay en todos los barrios de la ciudad. Allá por donde camines encontrarás fuentes de todos los tamaños, unas ornamentales y otras para beber. A menudo las que sirven para beber tienen un pequeño agujero en la parte superior por el que sale el agua disparada verticalmente si tapas con el dedo el orificio de salida.
¿Participó el famoso escultor Bernini en la Fontana de Trevi?
Si visitáis Roma escucharéis hablar del escultor y arquitecto Bernini en muchos monumentos y plazas. Fue el Papa Urbano VIII quien encargó a Gian Lorenzo Bernini que se hiciera cargo de la Fontana de Trevi. El escultor planeó en 1640 transformar el cruce de caminos y la fuente en un espacio escenográfico inigualable, visible también desde la entonces residencia pontificia del Palacio del Quirinale. Sin siquiera esperar autorización del Papa, Bernini inició unas obras muy ambiciosas.
El encuentro de esas tres calles iba a dar vida, según la idea de Bernini, a una enorme exhibición de agua. Luego amplió el perímetro de ese lugar, lo alineó en la forma actual y giró ortogonalmente la fuente preexistente. Sin embargo, los fondos previstos se agotaron y a los romanos no les sentó bien que se pusiera un impuesto al vino para sufragar las obras.
La obra de Bernini nunca se completó pero el sucesor inmediato de las obras se supone que sí recogió mucha de la inspiración de Bernini, hablamos del arquitecto Nicola Salvi. Su propuesta era más barata e introducía el monumentalismo clasicista tan del gusto del Papa Clemente XII. Para la continuación de las obras se puso un nuevo impuesto a la lotería.