Las islas de Corfú, Paxós y Antípaxos las conocimos en nuestro tercer viaje a Grecia, y les dedicamos 10 días a recorrerlas. Corfú (100.000 habitantes) es la isla más al este de Grecia, en el mar Jónico, separada apenas por 2 kilómetros de las costas de Albania y a poca distancia de Italia. Su extensión territorial es de 592 kilómetros cuadrados (la misma que la isla de Ibiza), y tiene unos 60 kilómetros de largo, mientras que su ancho oscila entre 4 y 30 kilómetros. En total posee unos 217 kilómetros de costa plagados de playas y acantilados maravillosos.
¿Por qué visitar Corfú?
Es recomendable visitar la isla de Corfú por muchas razones, la primera por su capital, de quien toma el nombre. Corfú es una ciudad de apenas 25.000 habitantes que duplica su población en verano. La visitamos con las expectativas muy bajas, porque no es muy conocida en España, pero nos animamos por la recomendación tanto de griegos como de italianos en viajes anteriores. Nos sorprendió gratamente. Tiene absolutamente todo lo que un viajero pueda desear: cientos de tiendas, bares y restaurantes de primerísima calidad, museos con obras griegas antiguas, palacios, complejos hoteleros y tres castillos gigantescos en medio de la ciudad. Es una ciudad perfecta para estancias cortas y para visitar con niños.
La ciudad tiene dos puertos, uno de ellos es recibe ferries plagados de turistas y el otro es un puerto deportivo. Junto a la antigua fortaleza veneciana, está el puerto de Mandraki, donde se puede optar por un alquiler de barcos en Corfú. Y es altamente recomendable ver las cuevas azules.
El segundo motivo por el que tienes que visitar la isla de Corfú son sus paisajes. Tiene playas y acantilados de primerísimo nivel, como la playa de Paleokastritsa (nosotros nos alojamos en este hotel), Paradise Beach, Perama, Vido, Barbati, Gilfada o Messonghi. A diferencia de las islas Cícladas aquí sí vas a encontrar inmensos bosques y zonas montañas (mucho mayores que las de Naxos o Mykonos).
El tercer motivo para visitar Corfú es la increíble mezcla de culturas, fruto del paso de todos los pueblos que la han invadido: romanos, turcos, normandos, venecianos, ingleses, franceses, etc.
Hace 2.500 años Corfú fue poblada por colonos procedentes de Corinto (ciudad de la Grecia continental que también tuvimos la oportunidad de visitar), y desde entonces ha conservado tozudamente el idioma griego pese a haber soportado cientos de años de dominación extranjera. Todos los pueblos que han pasado han dejado su huella aquí, lo que da a la isla cierto aire ecléctico. Baste como ejemplo la fortaleza de Angelokastro, el palacio de la emperatriz Sissi (el Achilleion), el mausoleo de los soldados serbios o el Museo de Arte Asiático de Corfú.
¿Cómo es Corfú?
Corfú es la segunda más grande de las islas Jónicas y la más septentrional, siendo Cefalonia la más grande y Zante la tercera. Con las pequeñas islas de Diapontia (Ericusa, Mazraki y Ozoni) Paxós y Antipaxos, forma el nomo de Kérkyra (así la llaman los griegos). Tiene la forma de una hoz por lo que los antiguos griegos la solían llamar “Drépanon” (drepani es la traducción griega de la palabra hoz).
Su espesa vegetación sigue siendo muy tupida a pesar de las intervenciones humanas. Se renueva rápido y sin esfuerzo. Basta que haya un puñado de tierra para que algo brote inmediatamente. Hierbas y flores silvestres brotan en primavera en las repisas de las casas y en los campanarios de las iglesias. Olivos y sobre todo cipreses predominan en el paisaje del campo por toda la isla, algo muy característico del lugar y que no tenemos en España. La tupida vegetación tan variada en colores y especies, se debe al clima suave de la isla en combinación con el alto índice de humedad, poco usual en Grecia.
La humedad hace que tanto el invierno como el verano tengan temperaturas suaves.
Al norte de la isla se encuentran las islas Diapontia y al sur, Paxós y Antípaxos. Su geografía está dominada por tres macizos montañosos, siendo el más alto de los cuales el monte Pantokratoras o Pantocrátoras, en la parte septentrional de la isla (914 metros). Nosotros dedicamos una mañana a subir en coche para ver las vistas y son realmente impresionantes. Se pueden apreciar con todo detalle las costas de Albania. También tiene buenas vistas el mirador trono del Kaiser que os enseñaremos en nuestros vídeos.
El estrecho canal de San Estefan o Stéfanos que separa Corfú de Albania solo tiene 2 kilómetros de ancho. De hecho estábamos tan cerca de Albania que el móvil se nos conectó al roaming de este país (que no forma parte de la Unión Europea). Movistar nos cobró una tarificación mucha más alta de lo normal, por ello, procurad que a vosotros no os ocurra y desactivad momentáneamente los datos móviles si visitáis Casiopi (Kassiopi).
Calas e islotes que ver en Corfú
Del norte al sur la línea de las costas es irregular dado forma a calas y bahías de gran belleza. Las más importantes calas son: Ipsos, Granitsa, la laguna Jalkiópulu (en la cual se encuentra el famoso Pondiconisi) o Mantuki. La irregularidad de sus costas ha dado forma a numerosos cabos como el de Santa Catarina (al norte), Kefali (en la costa occidental enfrente de Italia) y los cabos de Asprocavos y Lefkimi al sur.
Alrededor de Corfú hay numerosos islotes siendo los más importantes Vidos (antigua Ptijía), el antiguo Lazareto de San Jorge y Pondiconisi. Entre los macizos montañosos se encuentra la pradera de Ropa y en el sur el valle de Lefkimi (donde paramos brevemente de regreso de una visita a Páxos y Antípaxos. Allí se encuentra la laguna más importante, la de Corisia.
Dada la gran extensión de la isla y la falta de grandes cerros montañosos hace que la isla carezca de grandes ríos, aunque leímos que alguno perdura durante todo el año.
Para terminar, os diremos como curiosidad que nos llamó mucho la atención la gran cantidad de coches abandonados que vimos por toda la isla. No conseguimos averiguar el motivo, así que si lo sabes por favor déjanos un comentario.
Recorrer la costa noreste de Corfú en barco
La parte nororiental de Corfú es quizás la que menos ha sufrido el paso del tiempo y la influencia del turismo masivo que ha conquistado la costa oriental. Epískepsi, Spartilas, Strinilas o Petália son diminutos pueblos montañosos que se encuentran escondidos a la sombra del monte Pantokratoras. Son muy parecidos a los que visitamos en otros viajes en la Grecia continental. Tienen casas de piedra, bosques y rebaños ganaderos, y se nota que la vida pasa lenta, muy lentamente.
La antigua Casiopi o Kassiopi, fue un puerto usado por romanos, piratas e invasores del norte. Hoy vive una explosión de turismo y es muy recomendable para pasear por calles empedradas en mármol. Nosotros pudimos recorrer su fortaleza bizantina (que no merece la pena si vas con poco tiempo), tomarnos un helado en el paseo marítimo y bañarnos en las aguas cristalinas de la playa de Kanoni.
También hay que destacar Sidari, una ciudad pensada por y para el turista que acude en masa a fotografiar sus curiosísimas formaciones rocosas, como el Canal del Amor. Es la única zona de la isla con olas.
Bahía de Guviá
Partiendo de la ciudad de Corfú a 4 kilómetros al norte están las Salinas Potamu. El pueblo Potamós es muy auténtico. La zona es muy fértil gracias al río que la atraviesa y se dice que antiguamente era de los más ricos. Después de las Salinas está Condocali y Guviá a los 8 kilómetros. A la derecha está el islote Lasareto que antaño era el lazareto de la isla (donde se dejaba en cuarentena a los enfermos que llegaban en barco). La zona tiene hoteles, campings, restaurantes e instalaciones de deportes marítimos. Cerca están las ruinas de un antiguo puerto veneciano.
Dasiá
En Tsavru (a 9,5 kilómetros) giramos a la derecha hacia Casiopi, dejando el camino de Paleokastritsa. El camino pasa por la pequeña península de Comenu en el extremo de la cual se encuentra un club náutico privado, el Club Mediterrané. Esta zona, llamada Dasiá, es sumamente turística. A la izquierda pasamos por el camino que lleva a Cato Corakiana, un poco más lejos de la costa.
Aquí funciona una sucursal de la Pinacoteca Nacional de Grecia que se aloja en dos edificios auxiliares, Castelina y Casteleto, que eran edificios auxiliares del histórico complejo hotelero Castelo, donde se habían alojado personalidades de todo el mundo. En Castelino y Casteleto se organizan importantes exposiciones con obras de artistas de los siglos XIX y XX.
Continuando el camino encontraremos Ano Corakiana, con numerosas e importantes iglesias.
Ipsos
Volviendo al camino de la costa, llegamos a Ipsos (a 14 kilómetros), un sitio de veraneo con una bonita playa. Es una zona especialmente frecuentada en Corfú durante los meses de verano. Parte del encanto del sitio se debe al monte Pantocrátor que se eleva al fondo predominando en un paisaje de densos olivares que cubren sus laderas.
Agios Marcos
Al final de la bahía más bella que ver en Corfú y justo después del poblado Pyrguí, el camino gira bruscamente llevando al pueblo Agios Marcos (a 2 kilómetros), un pueblo con impresionante vista panorámica hacia Ipsos. Cerca de Agios Marcos se encuentran dos iglesias de gran interés: Pantocrátor, con mosaicos de 1576 en buen estado de conservación y San Mercurio que data del siglo XI. Después de la iglesia de los Santos Jasón y Sosipater es el monumento bizantino más importante de la isla.
Spartilas, Strinilas y Petalia
Spartilas y Episquepsi, son dos pueblos construidos en las laderas del monte Pantocrátor. Este cruce es el punto de partida de un trayecto corto pero espectacular que permite llegar hasta la cima. Arriba del todo puede verse un pueblo abandonado, que solo mantiene en pie una iglesia (si te fijas se ve desde lo alto del monte Pantocrátor). Después de 6 kilómetros se llega al pueblo Spartilas, con callejuelas y hermosas terrazas que cuelgan sobre la abrupta ladera. Tiene muchos manantiales de agua.
El monasterio de Pantocrátor en la cima, está construido en el lugar donde antes había un monasterio de 1347, del periodo de los andigavos que destruido en los principios del siglo XVI. El monasterio actual es del siglo XIX (como marca una fecha tallada en el dintel de la entrada). Extensas familias de gatitos pueblan la entrada, si os gustan estos animales os gustará verlos por todas partes.
Por cierto, la primera semana de agosto acuden al monasterio fieles de toda la isla de Corfú para ver al santo del monasterio. Si puedes haz que tu visita coincida.
Varvatu y Nisaqui
Desde la playa arenosa Varvati hasta Casiopi el paisaje costero es de lo mejor de la isla, pero es recomendable verlo desde un barco. El camino no sigue por la costa, sin embargo, hay numerosos senderos y caminos no asfaltados que llevan hasta las playas pasando por densos bosques.
Es recomendable la playa de Glifa, en la zona de Nisaqui, que conforman los núcleos de Quéndroma, Cavalárena, Lustrí y Guimari. Es un sitio que ver en Corfú si lo que te gusta es pasar días explorando el paisaje costero en caminatas o en barco. Desde Guimari se pueden divisar espléndidas vistas hacia Calami.
Calami y Ayios Stéfanos
Culura es un puertecillo pesquero muy bonito, que debe su nombre a la forma semicircular de la bahía. Todavía sobreviven las ruinas de una vivienda veneciana fortificada. Después de Culura, entre espesos olivares, se abre ante nuestros ojos la cala de Ayios Stéfanos con una pequeña playa. En esta parte de Corfú el canal entre Grecia y Albania apenas tiene como hemos dicho solo 2 kilómetros de ancho.
Casiopi o Kassiopi
Cicerón en el 48 a. C. pasó seis días en Casiopi, la ciudad más famosa de la antigüedad en Corfú. También fue visitada por Nerón, quien llegó a Casiopi durante una expedición a Grecia. Aquí puedes hacer una excursión hasta allí.
Nerón llegó a la ciudad acompañado de un nutrido grupo de actores y cantantes, el año 67 a.C. y bailó delante del altar de Zeus Casio. Ese altar de Zeus en la antigüedad gozaba de gran fama y posiblemente estaba en el lugar donde en la actualidad está la Santísima Virgen Casiopítisa. Esta iglesia es uno de los lugares medievales de culto más respetados de la isla y cada vez que un barco atravesaba el canal, saludaba con cañonazos. La construcción actual data del siglo XVI, con frescos del XVII.
El Castillo de Casiopi en Corfú existe desde la antigüedad, y fue tratado de conquistar varias veces por los venecianos. Cuando por fin lo consiguieron arrasaron la población y con el tiempo toda la ciudad fue abandonada.
La parte norte de la isla es la que más merece la pena, de hecho Paleokastritsa es la parte que más merece la pena, pero es tan extenso que lo dejaremos para otro artículo.