La plaza de San Pedro del Vaticano en Roma (Piazza San Pietro en italiano) está situada en una colina frente a la famosa basílica de San Pedro del Vaticano. Es una espléndida plaza diseñada en el siglo XVII por Gian Lorenzo Bernini y dedicada al santo homónimo. Se la define como una obra maestra por la espectacularidad de su arquitectura, con sus dos enormes columnatas que parecen abrazar a los fieles. Tiene en el centro un obelisco de 4.000 años de antigüedad, traído de Egipto en el año 37 d.C. por el emperador Calígula.
Lo imprescindible que ver en Roma
- Es absolutamente imprescindible si visitas Roma hacer una visita guiada por los Museos Vaticanos y Capilla Sixtina, que están justo al lado de la plaza de San Pedro del Vaticano, es el tour con más reservas de toda la ciudad de Roma y probablemente de todo el mundo.
- Lo imprescindible que ver en Roma
- El diseño de la plaza de San Pedro
- La forma de la plaza de San Pedro
- Vistas de la plaza desde lo alto de la cúpula del Vaticano
- La columnata de Bernini
- El obelisco vaticano
- Un monumento pagano de 4000 años de antigüedad
- Un curioso efecto óptico en la Plaza de San Pedro del Vaticano en Roma
- Las fuentes de la plaza de San Pedro del Vaticano
- El corazón de Nerón
- Dimensiones de la plaza de San Pedro
- Historia de la plaza de San Pedro
- Eventos en la plaza de San Pedro para ver al papa
- Planifica tu viaje
Como curiosidad os diremos que los autores de este blog de viajes nos conocimos y enamoramos en esta plaza. La universidad de Daniel estaba apenas a 50 metros de distancia (Università LUMSA), y aparcaba su coche cada día en las calles adyacentes.

El diseño de la plaza de San Pedro
La plaza de San Pedro del Vaticano en Roma es el preludio a la basílica de San Pedro, uno de los edificios más famosos y valiosos del mundo. Centro espiritual para 1329 millones de católicos que vienen a visitar Roma desde todas las partes del mundo. Alberga obras de arte de inmenso valor como la famosa Piedad de Miguel Ángel o el baldaquino de Borromini.
La plaza parece un espacio interminable cuya arquitectura juega con nosotros para dirigir nuestra mirada hacia la colosal fachada y entrada de la basílica de San Pedro. Se diseñó para inspirar asombro ante cualquier visitante, y eso es exactamente lo que uno siente, por muchas veces que haya estado.

Bernini diseñó la plaza de San Pedro con el propósito de albergar a un gran número de personas que llegaran al lugar para ver al papa y esta sigue siendo su función. No os extrañéis si os encontráis la plaza repleta de sillas y de gente después de una audiencia del papa.
La forma de la plaza de San Pedro
La geometría de este espacio claramente no corresponde a las geometrías que definen el alto Renacimiento. Aquí no encontramos formas cuadradas ni círculos, sino formas ovaladas, elipses y trapecios. Se trata de una geometría más compleja y dinámica que se planta justo en frente de la iglesia renacentista diseñada por Bramante y luego rediseñada por Miguel Ángel y Rafael.

Cuando papa Alejandro VII (1656-1667) encargó la construcción de la plaza, el propio Bernini destacó que el proyecto tenía que recordar los brazos maternos de la iglesia. Y 500 años después, estas dobles columnatas siguen abrazando a los fieles.
Lo que hizo Bernini fue otorgar dinamismo a la iglesia para que dejara de ser estática y la prolongó justo enfrente adentrándola en la ciudad para abrazar a los fieles, creando un espacio de transición entre la ciudad y el lugar espiritual de la Basílica, mediante dos brazos o alas que de cierta manera se extienden desde la iglesia misma, abriéndose a este espacio ovalado.
La plaza esta dividida en dos partes: el espacio ovalado entre los dos grandiosos hemiciclos de columnatas y la extensión de forma trapezoidal enmarcada por los dos brazos rectos que, partiendo de las columnatas, divergen ligeramente hasta llegar a los extremos de la fachada de la basílica de San Pedro.
Vistas de la plaza desde lo alto de la cúpula del Vaticano
Está absolutamente prohibido visitar el Vaticano y no subir a lo alto de la cúpula. Las vistas de la plaza de San Pedro del Vaticano, y de toda Roma, desde el balcón exterior de la cúpula de la basílica son indescriptiblemente bellas. Nosotros hemos tenido la oportunidad de subir media docena de ocasiones (conocíamos a un empleado del Vaticano) y cada vez nos gustaba más. No importa que haya enormes colas, ni el calor, ni los peldaños. Tienes que subir sí o sí.

Algunos dicen que la vista de la plaza desde más altura les recuerda una cerradura (combinando la parte ovalada y la trapezoidal).
La columnata de Bernini
La forma ovalada de la plaza se crea a partir de una columnata de cuatro filas con un total de 284 columnas dóricas y ochenta y ocho pilares de travertino Tivoli (que también hemos visitado en múltiples ocasiones y de la que os hablaremos en otra ocasión). Las columnas son imponentes por su tamaño, con capiteles toscanos unidos por un entablamento plano muy simple y una balaustrada coronada por una serie de 140 estatuas de santos.

Al ser columnas simples, sin decoración como en el orden dórico, la plaza se mantiene simple y sin distracciones otorgando todo el protagonismo a la fachada de la basílica de San Pedro. También el hecho de ser columnas blancas de travertino hace que nuestra mirada se dirija inevitablemente donde hay color: en la fachada de la basílica.
El obelisco vaticano
En medio de la plaza se encuentra el obelisco vaticano, traído desde Egipto en el año 37 d.C. para colocarse en el centro del circo privado del emperador Calígula. Posteriormente se le llamó circo de Nerón por ser él quien terminó su construcción.

El obelisco de la plaza de San Pedro del Vaticano en Roma mide unos 25,5 metros de altura y es el segundo más alto de la ciudad después del de San Juan de Letrán (32 metros). Es el único obelisco mantenido en pie e intacto desde la caída del Imperio Romano, aunque hay otrosmuchos que se han vuelto a levantar después. Sixto V se encaprichó de él y lo trasladó en 1586 al centro de la plaza, lo que supuso un enorme esfuerzo y la necesidad de unos 900 hombres y 50 caballos para levantarlo tirando con cuerdas.
¿Sabías que en lo alto del obelisco durante muchos siglos hubo una urna con las supuestas cenizas de Julio César?
Se dice que justo junto a este obelisco, San Pedro fue torturado y asesinado, por este motivo al obelisco se le llama también «testigo mudo».
Curiosidad: En lo alto del obelisco durante muchos siglos hubo una urna con las supuestas cenizas de Julio César.
Un monumento pagano de 4000 años de antigüedad
El obelisco es un monumento egipcio, por supuesto. De hecho, fue enviado construir por el faraón Mencares en el 1835 a.J.C. en honor del sol. Pagano, pagano. Tiempo más tarde, en el año 37 d.J.C., fue traído desde Egipto por el emperador Calígula. En un principio, iba a estar situado en el nuevo circo de Calígula, que luego fue llamado Circus Gai et Neronis ya que fue finalizado por Nerón -de hecho, fue dedicado a Augusto y Tiberio, los dos emperadores que precedieron a Calígula-.

Un curioso efecto óptico en la Plaza de San Pedro del Vaticano en Roma
A los dos lados del obelisco hay dos discos de piedra blancos donde hay escrito «centro de la columnata«. Estos son los centros de la elipse y son los únicos puntos de la plaza desde donde se pueden ver las 4 filas de columnas perfectamente alineadas. Si pones tus pies dentro de estos círculos te parecerá que en la plaza solo hay una fila de columnas. En realidad hay cuatro, pero quedan ocultas unas de otras. Un efecto óptico de lo más interesante.

Las fuentes de la plaza de San Pedro del Vaticano
Ubicadas en el eje mayor de la elipse de la plaza de San Pedro del Vaticano, alineadas al famoso obelisco egipcio, se encuentran dos fuentes idénticas, comúnmente conocidas como «fuentes gemelas». Y seguramente pienses «vale sí, dos fuente iguales pero ¿hay alguna historia que contar sobre ellas». Pues sí: De aquí viene la expresión «l’acqua alle funi» que significa algo así como «¡dale agua a las cuerdas!» y que es utilizada todavía hoy en día para definir la resolución de un problema complicado.

Cuando el obelisco se trasladó al centro de la plaza, a finales del siglo XVI, se utilizaron cuerdas de cáñamo que con el peso se sobrecalentaban y a partir de aquí surgió la expresión. En la mundialmente famosa plaza de San Pedro pudieron recuperar agua de una fuente que había desde finales del siglo XV, frente a la basílica, en una posición descentralizada. Fue restaurada con la ayuda de Bramante a principios del siglo XVI.
Remodelación de las fuentes gemelas de la plaza de San Pedro
Carlo Maderno decidió que con motivo de la remodelación de la plaza era el momento de repensar las fuentes. La restauración del antiguo acueducto de Trajano (proyecto Acqua Paola) garantizaba una mayor cantidad de agua, y esto permitió la creación de una fuente más suntuosa que la anterior, aunque en la misma posición. Bernini, para dar una unidad armónica a todo el conjunto arquitectónico, fue quien decidió crear dos fuentes, porque inicialmente había una. Para guardar la armonía debería haber ocupado el centro, pero esa posición ya estaba ocupada por el obelisco. La mejor solución era crear una fuente gemela al otro lado de la plaza de San Pedro del Vaticano.

El corazón de Nerón
Una de las curiosidades que caracteriza a la plaza de San Pedro y que pasa muchas veces inadvertida entre sus visitantes, es un adoquín. Sí, habéis leído bien. Entre los dos millones de adoquines que forman la plaza, existe uno muy peculiar y uno de los más famosos de Roma. Lo llaman «il cuore di Nerone» (el corazón de Nerón) porque parece tener esculpida la forma de un corazón con una daga clavada.

Se desconoce quien lo hizo y por qué y lo cierto es que circulan leyendas de todo tipo sobre él pero la mayoría sin fundamento. Los más románticos creen que fue Bernini quien lo talló para simbolizar un amor que nunca tuvo. Otros que fue obra de Miguel Ángel para dejar constancia de un amor roto. También existe la teoría de que se trata de una piedra reciclada o recuperada de otro lugar (un sarcófago, una columna…), parte de una inscripción romana que contenía, no un corazón, sino una hoja de hiedra.
Por supuesto, existen muchas más teorías al respecto, pero quizás la más creíble es que fuera colocada por un astrónomo llamado Filippo Luigi Gilij, quien remodeló en 1817, bajo encargo del papa Pío VII, el pavimento de la plaza para transformar el obelisco en un reloj solar gigante, insertando las marcas meridianas y la rosa de los vientos rodeando el obelisco. El adoquín del corazón se encuentra justo al lado de la piedra con la marca «Sud West Libeccio«.

Dimensiones de la plaza de San Pedro
La plaza tiene unas dimensiones de 240 metros de largo y un ancho máximo de 340 metros. La capacidad total estimada durante los eventos litúrgicos más concurridos es de más de 300.000 personas.
Historia de la plaza de San Pedro
Parece imposible imaginar que este lugar, lo que hoy es una de las plazas más famosas del mundo, antes de 1567 albergara iglesias y oratorios y estuviera rodeado de callejuelas inmundas. Alrededor del siglo IV, el papa Nicolás V planeó transformar el lugar en una plaza pero la idea no tuvo un seguimiento inmediato.
Para el Jubileo de 1500, el papa Alejandro VI abrió la primera nueva vía recta en Roma, entre el puente de Sant’Angelo y la puerta del palacio del Vaticano. Pero la cuestión de una plaza, como espacio monumental, no empezó a surgir hasta el siglo XVII. Su transformación no terminó hasta oficialmente el 1667 gracias a Bernini.
El circo de Calígula y Nerón
Al lado izquierdo de la actual basílica, antes de existir la plaza de San Pedro tal como la conocemos hoy, en la época de la antigua Roma, se emplazaba el circo de Calígula y Nerón (también conocido como circo Vaticano). No era el único circo de Roma, también estaba el circo Máximo, donde se hacían carreras de caballos y de cuadrigas mayoritariamente privadas. Por aquel entonces este lugar se encontraba fuera de los muros de la antigua Roma, al otro lado del río Tíber. El circo estaba limitado al norte por una necrópolis, hoy visitable, donde los sepulcros cristianos se situaban alrededor de la tumba de San Pedro, martirizado en el circo en el año 64.

Fue aquí donde San Pedro fue enterrado. Alrededor de su tumba se construyó la gran iglesia primitiva, primero por cristianos voluntarios y más tarde por el emperador Constantino.

Cómo visitar la tumba de San Pedro en el Vaticano
Nosotros hemos tenido la oportunidad de ver varias veces la necrópolis romana que se encuentra debajo de la basílica de San Pedro. Erróneamente en muchos documentales y libros hemos leído que a este espacio solo puede acudir el papa. No es cierto.

A la salida de la basílica del Vaticano, existe una puerta custodiada por dos soldados de la Guardia Suiza. Si les dices que quieres visitar la oficina de Ufficio Scavi (apúntate este nombre) te dejarán pasar como por arte de magia. Si caminas unos 100 metros te encontrarás una puerta rotulada con la frase «Ufficio Scavi», debes entrar y decir que quieres comprar entradas para ver las catacumbas romanas y la tumba de San Pedro. Es posible que te hagan esperar algunos días, o incluso semanas, pero también es posible que puedas entrar ese mismo día. Una vez dentro verás unas calles romanas increíblemente bien conservadas, y al final del recorrido la auténtica tumba de San Pedro, y no solo eso: un pequeño estuche con algunos huesecillos que supuestamente pertenecen al mismísimo San Pedro.
Por alguna razón que no terminamos de explicarnos esto que os acabamos de contar la gente lo desconoce. Nosotros os aseguramos que es cierto, hemos entrado varias veces. Incluso hemos visto que dentro hay una maqueta de la basílica y la plaza de San Pedro del Vaticano para que puedan tocarla la gente invidente.
También es buena idea reservar entradas para visitar el Vaticano en el primer acceso (con una visita exclusiva antes del horario de apertura al público general).
San Pedro en tiempos de Julio II
La antigua San Pedro es una iglesia que databa de principios del siglo XVI con el patrocinio del papa Julio II, quien también fue el responsable de otras obras increíbles, como el encargo a Miguel Ángel de pintar el techo de la capilla Sixtina o a Rafael de pintar frescos en el palacio papal.
Durante esos cien años, sucedieron muchas cosas, entre ellas el origen de la Reforma Protestante por el teólogo Martin Lutero y la respuesta de la iglesia católica, la Contrarreforma. En esa época la Iglesia utilizó el poder propagandístico del arte y la arquitectura. Como ya había hecho Carlo Magno fabricando monedas con su efigie o como mucho antes habían hecho los faraones con estatuas colosales con su cara.

La plaza de San Pedro, de Bernini, data de más de cien años después que la basílica y se construyó como instrumento propagandístico de la Contrarreforma. Bernini dijo a colación de su forma: «Estos son los brazos maternos de la iglesia, que se extienden para abrazar a los fieles y reunir a los herejes con la iglesia«. Y los herejes a los que Bernini se refería son los protestantes. Aquellos cristianos que se separaron de la autoridad del papa en Roma en el siglo XVI.
Eventos en la plaza de San Pedro para ver al papa
Fieles y turistas visitan la plaza de San Pedro todos los días del año. Es aquí donde tienen lugar grandes ceremonias litúrgicas presididas por el papa, canonizaciones, audiencias generales y muchos otros eventos importantes.
De entre los eventos más comunes y habituales está el Angelus Domini, los domingos a las 12.00 horas. Durante unos 20 minutos el pontífice se asoma por la ventana de su estudio para saludar a la multitud, pronunciar un breve discurso, recitar una oración y dar la bendición.

Otro de los eventos es el día de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio. Este día la plaza se llena de gente y no cabe un alfiler. También el papa aparece por la ventana de su estudio.