La más famosa y más antigua de todas las iglesias de Lisboa es sin duda ninguna la Catedral de Lisboa, conocida como la Sé de Lisboa, que funciona como Catedral Patriarcal. Si visitáis la capital de Portugal antes o después os la vais a topar paseando, los tranvías pasando por delante de su fachada son una de las imágenes más icónicas que vais a tener en este viaje. Para nosotros hay dos templos imprescindibles que ver en Lisboa: la iglesia del Monasterio de los Jerónimos, que se puede visitar solo o conjuntamente con la famosísima Torre de Belem; y la Catedral de Lisboa, que es uno de los templos románicos más grandes del mundo (aunque tiene añadidos protogóticos).
- ¿Cuándo se construyó la Catedral de Lisboa?
- ¿Qué significa Sé de Lisboa?
- ¿Que horario tiene la Catedral Sé de Lisboa?
- ¿Cómo se llega a la Catedral Sé de Lisboa?
- Un poco de historia de la Catedral de Lisboa
- Fachada de la Catedral de Lisboa
- Exposición del Tesoro de la Catedral Sé de Lisboa
- Sacristía de la Sé de Lisboa
- Deambulatorio de la Catedral de Lisboa
- Vestidor del Patriarca de Lisboa
- Capilla de Bartolomé Joanes o Bartolomeu Joanes
- Ruinas arqueológicas en el Claustro de la Catedral de Lisboa
- Interior de la Catedral de Lisboa. Arte y arquitectura
- Planifica tu viaje
¿Cuándo se construyó la Catedral de Lisboa?
Santa Maria Maior de Lisboa o Sé de Lisboa se construyó en el año 1147, aunque el edificio ha sido modificado en varias ocasiones y ha sobrevivido a varios terremotos.
El solar donde se ubica ha sido un centro de culto desde la antigüedad romana, pues primero fue un templo pagano, después una iglesia visigoda, más tarde una mezquita y finalmente una catedral católica. Están encontrando una barbaridad de restos arqueológicos en las escavaciones que están haciendo, os lo contamos en detalle más adelante.
¿Qué significa Sé de Lisboa?
La Catedral de Lisboa es conocida como «Sé de Lisboa» y mucha gente se pregunta qué significa. Sé significa «sede» y viene del latín Sedes Episcopalis o «sede episcopal». De hecho en Aragón y en Cataluña todavía se tiene la costumbre de denominar a las catedrales como «seo» o en catalán «seu». La catedral no es otra cosa que la sede episcopal de una iglesia cristiana, la iglesia principal de la diócesis. Tiene sentido.

¿Que horario tiene la Catedral Sé de Lisboa?
La Sé de Lisboa cierra los sábados y tiene un horario cambiante dependiendo de la época del año y del día de la semana. Lo normal es que te la encuentres cerrada los sábados y que esté abierta de 9:00 h a 19:00 h, aunque los miércoles abre media hora más tarde y cierra una hora antes.
El horario del tesoro de la Catedral tiene su propio biorritmo. Suele estar abierto de 10:00 h a 17:00 h, cerrando domingos y festivos, y el horario del Claustro es de 10:00 h a 18:00 h. Los domingos abre solo por la tarde a partir de las 14:00 h. De mayo a septiembre, en principio, cierra 60 minutos más tarde. A nosotros nos echaron a falta de 20 minutos del cierre, así que ¡no te demores en hacer las fotos para Instagram!
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¿Cómo se llega a la Catedral Sé de Lisboa?
La catedral se ve desde casi cualquier punto de la ciudad, no tiene pérdida, además cualquier lisboeta te va a saber indicar. Basta con que pongas en Google Maps «Sé de Lisboa» o directamente la dirección: Largo Santo António da Sé, 1100.
La parada de metro más cercana es Metro Baixa – Chiado, aunque no te deja en la puerta ni mucho menos, los tranvías que pasan delante son el 28 y el 12, y la línea de autobús es la 37.
Un poco de historia de la Catedral de Lisboa
Al final de este artículo, cuando hablamos de las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo, nos explayamos más sobre la historia de la Sé de Lisboa, pero aquí tenéis un breve resumen:
Tras la conquista de Lisboa para Portugal por Alfonso Enriques (octubre de 1147), se inició (probablemente al año siguiente, en 1148) la construcción de la catedral románica de Lisboa bajo la dirección del maestro Roberto de Lisboa. Las obras transcurrieron a un ritmo notable, porque en el año 1150, fecha de la primera constitución del Capítulo, la Catedral de Lisboa ya estaba muy avanzada, con por lo menos completa la capilla mayor, lo que permitió que la Sé de Lisboa fuese consagrada ese año.

En los siglos siguientes sufrió numerosas intervenciones, algunas por necesidades y modas de cada época, otras por los innumerables cataclismos sufridos en Lisboa a lo largo de los siglos.
El claustro gótico se inició en el reinado de Dinis I (1261-1325), y el deambulatorio fue construido por Alfonso IV (1325-1357) para recibir a los peregrinos que venían a venerar las reliquias de San Vicente. En 1649 se le añadió una nueva sacristía de estilo manierista. La capilla mayor se remodeló en el último cuarto del siglo XVIII, durante la campaña de reconstrucción, tras el terremoto de 1755.

En los siglos XIX y XX, la Catedral de Lisboa fue objeto de restauraciones revivalistas o revisionistas, o lo que es lo mismo: reconstrucciones sin tener en cuenta la historia, sino una visión idealista del pasado.
Fachada de la Catedral de Lisboa
La fachada principal es una de las visiones más icónicas de la capital lisboeta. Si permaneces de pie frente a la fachada de la Sé de Lisboa un par de minutos seguro que verás pasar un tranvía, esta es la imagen típica que encontrarás en guías de viaje, anuncios y portadas de libros sobre Lisboa.

La fachada muestra un cuerpo central dividido en dos pisos definidos por un profundo pórtico de acceso y por un vano superior con rosetón inscrito en un arco de medio punto. Este cuerpo está soportado por dos vigorosas torres con contrafuertes, abiertas por saeteras y ventanas con arcos de medio punto y mainel central, siguiendo un esquema románico anglonormando. El conjunto de esta cara occidental aparece rematado por una crestería almenada que refuerza la silueta robusta. ¿Verdad que parece más una fortaleza que una catedral?
Exposición del Tesoro de la Catedral Sé de Lisboa
El tesoro catedralicio de Lisboa, organizado según el uso litúrgico de los objetos expuestos, guarda y exhibe piezas de gran valor religioso y artístico estrechamente vinculadas a la historia del templo mandado levantar por Alfonso Enriques. Entre las piezas expuestas están el Ostensorio de la Catedral de Lisboa, llamado también Custodia de D. José. Esta es una obra maestra del siglo XVIII, organizada como una hermosa catequesis sobre la Eucaristía, y que fue hecha por el orfebre Joaquim Caetano de Carvalho, usando, además de oro (17.209 Kg.), 4120 piedras preciosas.

Destaca igualmente la arqueta relicario de madreperla y plata del siglo XVII, con las reliquias del mártir San Vicente, y el cáliz y patena de plata dorada de San Vicente del siglo XVI. Es una santo muy famoso y del que si os gusta un poco la historia vais a escuchar muy a menudo.
Las piezas exhibidas en el Tesoro de la Catedral son orfebrería, vestiduras, escultura y pintura desde el siglo XVI al XIX, seleccionadas por su valor litúrgico, cultural, devocional y catequístico. Se puede visitar previo pago, como ya os hemos dicho, de lunes a sábado, de 10 h a 17 h. Se accede a través de la escalinata que sube a la torre sur (bastante empinada, vimos gente mayor que no pudo subir).
En su primera sala, denominada de las reliquias y relicarios, permanecen expuestos el cáliz y el cofre de San Vicente, el primero donado por Vasco Fernandez, en el siglo XVI, y el segundo, en plata, del siglo XVII. Además de los relicarios, de San Vicente, Santa Úrsula, San Gregorio Nanzianceno, San Alejo y San Amaro, otras piezas relevantes son el cofre indoportugués de madreperla y plata (siglo XVII) y la cruz relicario de oro y esmaltes donada por Felipe II.

La sala dedicada al año litúrgico, ordenada desde el Adviento hasta la Pascua, expone ornamentos y vestimentas propias de cada tiempo, orfebrería, imágenes y misales patriarcales. En la sala capitular, con la pequeña librería adjunta, paredes y techo aparecen pintados con paisajes y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Aquí pueden verse la urna del Santísimo Sacramento, obra portuguesa en plata de mediados del siglo XVIII, la silla gestatoria italiana de los patriarcas, de la misma centuria, las urnas para las votaciones del cabildo y, en su antigua caja fuerte, la rica custodia catedralicia en oro, decorada con diamantes de color rosa, rubíes, jacintos, esmeraldas, zafiros de Ceilán y brillantes. Su autor, el orfebre Joaquim Caetano de Carvalho, situó en la base a los cuatro evangelistas, y en los dos pisos superiores cuatro ángeles en cada uno.
Sacristía de la Sé de Lisboa
En la nave lateral derecha, cerca del transepto, se abre una gran puerta de madera que da paso a la sacristía, edificada a finales del siglo XVII, cuyo recinto se extiende en una sala rectangular de diseño armonioso. La sacristía de la Catedral de Lisboa, que se ejecutó en 1649 con diseño del arquitecto Marcos de Magalhães, exhibe un interior recubierto de mármoles policromados y un magnífico techo de estuco del siglo XVIII, adornado con pinturas alegóricas. El espacio está lleno de varias piezas de los siglos XVII, XVIII y XIX, como el oratorio, la credencia de brecha de Arrábida, los arcones de palo santo y jacaranda del maestro tallador António Vaz de Castro, cuatro lienzos de Pedro Alexandrino de Carvalho, un candelabro para el Oficio de Tinieblas del Jueves y Viernes Santo.
En los muros más largos hay seis hornacinas con estatuas de escayola que representan a San Antonio, Santa Engracia, San Dámaso, San Juan de Dios, Santa Isabel y San Verísimo. Al lado de las hornacinas se conservan diferentes pinturas pertenecientes a fondos de altar de la antigua decoración barroca de la catedral, que representan La Presentación en el Templo, San Joaquín, Santa Ana y la Virgen, La Sentencia de las Almas, y el Milagro de San Antonio. Los muebles son de jacaranda y sobre ellos hay algunas tallas policromadas, como las del famoso escultor Machado de Castro, del siglo XVIII, que representan a San Pedro y San Pablo, o las de Santa Ana, del siglo XVII, San Antonio, del siglo XVIII, Nuestra Señora de la Presentación, Jesucristo resucitado y San Juan Bautista. Sorprendentemente no sufrió daños importantes con el terremoto de 1755.
Deambulatorio de la Catedral de Lisboa
El deambulatorio y las capillas radianles, construidas en estilo gótico, se iniciaron en el reinado de Alfonso IV (1325-1357) y se completaron durante el reinado de Juan I (1357-1433), transformando la Catedral de Lisboa en una iglesia de peregrinación, en torno a la devoción de las reliquias de San Vicente.
Su pasillo está cubierto con bóvedas ojivales que dan acceso a las nueve capillas radiantes (del Espíritu Santo, Virgen de la Peña de Francia, Santa Ana, Santa María la Mayor, San Ildefonso, San Cosme y San Damián, Virgen de la Piedad, San Sebastián y San Vicente).
¿Quién está enterrado en la Catedral de Lisboa?
Se puede apreciar la tumba gótica de Lopo Fernandes Pacheco y su mujer Maria Vilalobos, la tumba de D. João Eanes, el primer arzobispo de Lisboa (1394-1402), la tumba de una infanta portuguesa, la reja románica de hierro, decorada con motivos zoomórficos, una pintura de Pedro Alexandrino de Carvalho con la «Aparición de Cristo a San Vicente» (1781) y un mecanismo con un belén del escultor Joaquim Machado de Castro (el único firmado y fechado por el escultor, 1766).

Vestidor del Patriarca de Lisboa
El vestidor era donde se vestía el Patriarca. Cuando llegaba a la Catedral de Lisboa, se dirigía a sala que antecedía el vestidor, donde se ponía las cáligas, zapatos del color de la vestidura, y se ponía la falda, una túnica blanca muy ancha y larga (para poder desplazarse le ayudaban dos monaguillos, los «fimbriários», que le sujetaban la fimbria de la falda y la levantaban). Solo entonces se dirigía al vestidor para ponerse las demás vestiduras.
En el interior del vestidor de la Sé de Lisboa podemos ver un hermoso retablo barroco, compuesto en el registro inferior por incrustaciones de mármol y, en la parte superior, por madera dorada a pan de oro con las esculturas de Santa Ana con la Virgen María niña, San Sebastián y San José, y pinturas sobre lienzo representando «El encuentro de Santa Ana y San Joaquín ante la Puerta Dorada», el «Nacimiento de la Virgen» y el Calvario (La Virgen, San Juan Evangelista y Cristo Crucificado).
Actualmente en la Catedral de Lisboa se exhiben varias piezas, como la misericordia, la capa magna, la cruz patriarcal con doble travesaño, el báculo y las siete mitras, representantes de las diócesis sufragáneas de Lisboa (Portalegre-Castelo Branco, Setúbal, Guarda, Leiria-Fátima, Santarém, Funchal y Angra), las tallas del siglo XVIII de los dos pilares de la Iglesia, San Pedro y San Pablo, y varias pinturas al óleo.
Capilla de Bartolomé Joanes o Bartolomeu Joanes
En la nave lateral izquierda, a los pies de la iglesia, se abre el portal que da acceso a la capilla de Bartolomeu Joanes, mandada realizar en 1322, por este rico mercader lisboeta al final del reinado de Dom Dinis, casado con la reina Santa Isabel de Portugal.
Construida para capilla mausoleo en la Catedral de Lisboa por el comerciante Bartolomé Joanes en 1322-1324. Tiene un pórtico gótico con cinco arquivoltas, un techo de bóveda ojival, vidrieras de temática mariana, una magnífica tumba gótica ornamentada y una estatua yacente de Bartolomé Joanes, el túmulo del fundador, labrado en piedra calcárea, y en el que figuran un blasón envuelto por elementos vegetales y una estatua yacente. En él se representa al difunto mercader vestido con dos túnicas, el cabeIlo y la barba largos y rizados, y con una espada colocada a un lado.
Hay una tela bordada del siglo XVII, una exposición de una notable colección de portapaces y un conjunto de pinturas renacentistas del taller de Cristóvão de Figueiredo y Garcia Fernandes, con escenas de la vida de Jesucristo y el martirio de San Bartolomé (1537).
El muro norte posee dos ventanales, el occidental un rosetón, y el oriental tres ventanales alargados, con vidrieras, que dan al atrio de una entrada lateral.
Guarda esta capilla un interesante Nacimiento barroco realizado por Machado de Castro en 1766. También conserva pinturas de la escuela de Grão Vasco.
Los extremos del transepto están iluminados por dos rosetones. En el brazo derecho se abren bajo el rosetón dos ventanales geminados con vidrieras en las que se representa a San Antonio, a la derecha, y a San Vicente, a la izquierda. Sobre el crucero se alza una pequeña cúpula nervada sustentada sobre trompas.
Ruinas arqueológicas en el Claustro de la Catedral de Lisboa
Este yacimiento, situado en el centro de las diferentes ciudades que en su día se encaramaron a la colina del Castillo de San Jorge, permite una visión privilegiada de las superposiciones de cada una de ellas (la ciudad romana, la ciudad islámica y la medieval).
Las excavaciones arqueológicas en el Claustro de la Catedral de Lisboa comenzaron en 1990. Las ruinas están bien conservadas, incluyendo dos elementos estructurales (una calle peatonal de época romana y un edificio público de época islámica) que son testimonios únicos de las ruinas arqueológicas de la ciudad de Lisboa. Por cierto, a pocos metros de la catedral podéis encontrar los restos (en medio de una calle) del teatro romano de Lisboa.
El proyecto de arquitectura y musealización de las ruinas arqueológicas del Claustro de la Sé de Lisboa es el resultado de un trabajo en equipo multidisciplinar. El objetivo es preservar todas las ruinas arqueológicas expuestas y ponerlas en valor mediante una pasarela que permitirá la circulación de las personas en el lugar de excavación. Tiene muy buena pinta el proyecto. Estará al sur, en una zona donde se construyó un terraplén para la construcción del claustro del siglo XIV.
Una vez excavado, se construirá una cripta para exponer los objetos cotidianos encontrados en estas excavaciones. Dará testimonio de hallazgos que abarcan desde la Edad de Hierro (siglo VII a. C.) hasta la construcción del claustro a finales del siglo XIII y hasta principios del XIV.
Edad de Hierro en lo que hoy en día es la Catedral de Lisboa
La ocupación más antigua encontrada en el cerro del Castillo de San Jorge podemos asegurar que es de la Edad del Hierro. El poblado estaría situado en la cima del cerro con algunos vestigios dispersos en la ladera que da al río.
En el claustro los restos más antiguos también corresponden a la Edad del Hierro, de donde se ha hallado abundante material cerámico, lo que sugiere contactos comerciales con el mundo fenicio (hablamos sobre los fenicios en nuestro artículo sobre Tarifa), datados en el siglo VII a. C. Se identificaron dos estructuras, probablemente de viviendas, una del siglo VI a. C. y otra del siglo III a.C.
Época Romana
La estructura más antigua de época romana data del siglo II / I a. C. y corresponde a un gran muro de 2 metros de altura, probablemente relacionado con una zona de circulación.
Con la Pax Romana, al igual que en otras ciudades del Imperio Romano, se inició el desarrollo urbano en esta zona a principios del siglo I d. C. Se construyó una calle peatonal pavimentada, flanqueada por tiendas (tabernae). Estas tiendas formaban parte de una casa más grande y podían pertenecer a su propietario o ser alquiladas. Estos vestigios urbanísticos son elementos importantes y raros para el estudio de la ciudad romana de Felicitas lulla Olisipo (así se llamaba Lisboa en tiempos de los romanos). Más tarde, en el siglo IV d.C., esta calle fue privatizada, y probablemente apropiada por el propietario de la casa. El abandono de la zona se produjo en el siglo VI d. C. y sobre ella se edificó un edificio en el mismo siglo.
Época Islámica
Las ocupaciones de época islámica se desarrollan en dos plataformas. En la plataforma situada más al norte se han identificado estructuras residenciales. En la plataforma sur se construyó un edificio público a mediados del siglo XI. Está formado por un gran muro orientado Este / Oeste, de unos 15,80 metros de longitud, que se abre a una pequeña sala cubierta por una bóveda y dos muros perpendiculares. Estos muros, enlucidos con bandas rojas y blancas, delimitan un patio orientado al sur. En el muro situado al oeste, conservado a una altura de unos 3 metros, se abre una puerta que daba acceso a la zona donde, según el testimonio de Osberno, se construyó la mezquita de la ciudad islámica.
Aunque se puede confirmar que las estructuras del claustro estén asociadas a este edificio religioso, se sabe que se trata de un edificio público, único entre las ruinas conocidas de Al-Uxbuna (este era el nombre de la Lisboa islámica).
Periodo Medieval
Tras la conquista de la ciudad en 1147, comenzó la construcción de la Catedral de Lisboa.
Las estructuras claustrales existentes coexistieron con este edificio. Su funcionalidad no cambió y el área al norte continuó ocupada por zonas residenciales; al sur, se siguió utilizando el patio del edificio público islámico, probablemente conectado a un punto de agua, hasta la construcción del claustro a finales del siglo XIII o principios del XIV. Para la implantación de este nuevo espacio que hoy es parte integrante de la Catedral de Lisboa fue necesario rellenar toda la zona, creando una nueva plataforma y cambiando por completo la topografía del terreno, como puede verse hoy.
Cambio de usos
La unión de la antigua sede Patriarcal con la Catedral de Lisboa, como basílica de Santa Maria Maior, consumada por decreto de 4 de febrero de 1834, trajo nuevas necesidades de alojamiento de personas y objetos. Al prevalecer las necesidades funcionales sobre los valores históricos y artísticos, el claustro medieval fue ocupado por edificios anexos sin ningún criterio estético.
Augusto Fuschini
Con la restauración del monumento, el claustro fue objeto de un proyecto específico diseñado por Augusto Fuschini en 1906. No sólo pretendía rehacer toda el ala de la planta baja, sino también construir un coro superior.
Los dos registros se comunicaban a través de una escalera de caracol insertada en un cubículo angular, coronado por un remate piramidal. Fuschini intentó así dotar al claustro de la Catedral de Lisboa de una aparente unidad formal de dos registros que nunca había conocido.
Las dificultades para desalojar a los ocupantes de las estructuras anexas impidieron el avance de las obras, y Fuschini sólo pudo ver la construcción de la ventana principal del ángulo sureste del claustro y el alzamiento de las columnas capiteladas que debían recibir las arquivoltas del lado sur.
António do Couto Abreu
Su sucesor, el arquitecto António do Couto Abreu, modificó el proyecto, decidiendo reconstruir el muro sur demolido para permitir la visión de las capillas absidiales desde el exterior. La prioridad dada a las obras en el interior de la catedral, con vistas a su finalización en 1940 con motivo de las celebraciones del centenario de la Fundación e Independencia de Portugal, relegaría el claustro a un plano secundario, en el que sólo se restaurarían la capilla de Nossa Senhora da Piedade y la sala capitular contigua, con la demolición de sus elementos barrocos y la construcción de vanos de perfil quebrado orientados hacia la galería del este.
El claustro no volvería a ver grandes obras, a pesar de la presión que aún ejercía en la prensa en vísperas del octavo centenario de la toma de Lisboa, en 1947. Desde entonces, las intervenciones en los claustros se han caracterizado por obras menores.
La Catedral Patriarcal de Lisboa hoy en día
El derrumbamiento de parte del jardín del claustro de la Catedral Patriarcal de Lisboa en 1990 dio lugar al inicio de una campaña de excavaciones arqueológicas que se prolongó durante casi dos décadas y se extendió a toda la zona del patio. Los vestigios y materiales encontrados confirmaron la ocupación de aquel territorio desde la Edad de Hierro, y sus sucesivas superposiciones por las ciudades de Olisipo Felicitas lulia, Al Uxbuna y la ciudad medieval, hasta la construcción del Claustro a finales del siglo XIII, principios del XIV, durante el reinado del rey D. Dinis.
A pesar de todos los materiales y estructuras descubiertos, y de su importancia para el conocimiento de la historia de la ciudad y de la vida cotidiana de sus poblaciones, la excavación realizada puso en peligro el carácter único de todo el espacio claustral y subvirtió todas sus dimensiones temporales, religiosas y arquitectónicas.
¿Qué pretenden las actuales intervenciones en la Catedral de Lisboa?
La intervención, que se ajusta al programa establecido por las autoridades gubernamentales, se propone restablecer la relación perdida entre el jardín y el claustro de la Sé de Lisboa, exponer las ruinas arqueológicas en una cripta, crear un espacio interpretativo y museológico, así como conservar y restaurar el claustro.
Se garantizará una cubierta protectora de las ruinas, para nivelar la altura del jardín original, mediante una malla metálica que permita pasar la luz. En el centro no geométrico de esta terraza, se introducirá una fuente, en oposición a la función primordial (funeraria) del claustro y en una clara referencia a los jardines del Antiguo Testamento, la base de cristal de este cuenco de agua iluminará las ruinas, como una alegoría entre lo transitorio y material y lo divino y eterno.
La casi ruina del claustro de la Catedral de Lisboa se asume a través de una restauración que no quiere ni brillo ni grandes pretensiones, sino mostrar los cambios constructivos y geométricos provocados por el hombre, los terremotos y los incendios.
Interior de la Catedral de Lisboa. Arte y arquitectura
El interior de la Catedral de Lisboa, de planta de cruz latina, está dividido en tres naves por pilares cruciformes con columnas adosadas. La nave central está cubierta por una bóveda de cañón con arcos fajones y las laterales, de menor tamaño y altura, por bóvedas de arista. Los muros laterales están recorridos en lo alto por un falso triforio y en ellos se abren ventanales bastante sobrios que iluminan la nave.
Junto a la puerta de entrada, a la izquierda, se puede ver un pequeñísimo baptisterio, restaurado en el siglo XVI, inserto en la torre septentrional y decorado con azulejos del siglo XVII, en los que se ve, a la izquierda, a San Antonio hablando a los peces y, a la derecha, San Juan Bautista bautizando a Jesucristo (en este baptisterio se supone que fue bautizado San Antonio).
El ábside de la Catedral Sé de Lisboa
El ábside alberga la capilla mayor. A lo largo del reinado de Afonso V (Alfonso V), del 1325 al 1357, la Sé Catedral sufrió importantes obras de reconstrucción tras varios temblores de tierra. Las obras dotaron al templo de una nueva capilla mayor, que fue reformada en tiempos de João I y en el siglo XVII. Hoy día esta capilla mayor ofrece al observador un interior de estilo barroco y neoclásico, con revestimiento de estucos, pinturas y mármoles, cubierta con bóveda vaída y muros reforzados con pilastras jónicas y hendidos por nueve ventanales que dan una iluminación muy distinta a la que tendría la capilla original de la época de Afonso IV (Alfonso IV).
Conserva dos grandes órganos y está decorada con pinturas. Está iluminada en su parte alta por ventanales. En la cabecera de la capilla mayor hay una gran pintura en la que se ha representado la Glorificación de la Virgen.
En el brazo izquierdo del transepto se abre la entrada al claustro (visita, previo pago, de lunes a sábado, de 10 h a 18:30 h; cerrado domingos y festivos), pieza esencial de la Sé de Lisboa, construido durante el reinado de Dom Dinis, que constituye uno de los primeros núcleos de la fase constructiva gótica. Su planta comprende tres lienzos de muros, de los cuales el norte y el sur abrazarían primitivamente las caras externas de las dos capillas secundarias de la cabecera románica original.
Los laterales del primer piso que se abren al patio central ajardinado, antes usado como cementerio, poseen dobles arcos quebrados sobre columnas geminadas, cuyos capiteles muestran una decoración variada que, en algunos casos, refleja el naturalismo propio del gótico.
Actualmente el claustro se encuentra en restauración y aunque las capillas siguen conservando sus antiguos nombres se encuentran, en su mayor parte, vacías. Tras la restauración serán habilitadas para recibir hallazgos arqueológicos, como restos de columnas, capiteles, estatuas lápidas inscritas, columnas y cruces del antiguo cementerio que se encontraba en este lugar.
La galería norte
La galería norte tiene seis capillas conocidas como capillas filipinas, construidas en el siglo XVII entre 1631 y 1652, y están todas ellas cerradas por rejas. La primera es la capilla de São João Evangelista, la segunda es la capilla de São Lourenço, donde se descubrió el túmulo perteneciente a Lourenço Anes, caballero ligado al mercader Bartolomeu Joanes, decorado con una bella inscripción epigráfica; la tercera es la capilla de Nuestra Señora de Belén; la cuarta, que todavía mantiene su decoración interior, es la capilla de la Hermandad del Jesús de la Buena Sentencia, decorada con pintura sobre madera en artesonados y frisos de azulejos polícromos de estilo manierista. La quinta es la capilla de San Antonio de Padua, que conserva en la parte baja de sus muros algunos azulejos y, la última de esta ala, la capilla de Nuestra Señora de Atocha.
El ala oriental
El ala oriental de este claustro fue objeto de cuidadosos trabajos de restauración en los años treinta. Como resultado de estos trabajos se llevó a cabo el reacondicionamiento de todas sus capillas, muy afectadas por el terremoto de 1755. Aún son perceptibles las huellas de los incendios provocados tras el seísmo en las dos últimas capillas meridionales. En esta ala se hallan la capilla de Santo Aleixo, donde se conservan dos tumbas, en la pared sur, y una tumba estriada muy sencilla que se cree pertenecía al primer obispo de Lisboa; tras esta se abre la capilla de São Miguel das Almas, a continuación, la capilla de Nossa Senhora da Piedade da Terra Solta, que conserva una estatua y una lápida de la Hermandad de la Misericordia, y la sala do Capítulo, donde se pueden ver algunas sepulturas; estas dos capillas formaban conjuntamente la antigua capilla de la Misericordia. A continuación se abre la capilla de São Sebastião.
El ala sur
El ala sur está caracterizada por una gran ventana geminada abierta hacia el sur por el italiano Fuschini, que muestra el desnivel del claustro sobre la base de la colina y ofrece buenas vistas sobre el río y el barrio que se extiende a sus pies.
Junto a ella permanecen situadas dos piezas de gran valor, pertenecientes a una antigua portada marmórea. Se trata de dos columnas en las que se representan, en registros espirales ascendentes que nos recuerdan los de las columnas conmemorativas romanas (por ejemplo, la de Trajano), una procesión de romeros, pobres y tullidos hacia la Gloria. En la base de ambas, compuestas por leones alados, hay escenas de caza, un São Jorge matando al dragón y episodios del Antiguo Testamento, resultando muy expresivo el que trata el Juicio de Salomón.
Capillas y girola de la Catedral de Lisboa

Volviendo a la iglesia se recorre la girola que bordea el ábside. Es muy luminosa gracias a las ventanas de tracerías caladas que hay sobre los arcos de entrada a las capillas, separadas por columnillas cuyos capiteles están decorados con motivos vegetales. Comenzando por el lado izquierdo se halla la capilla del Santísimo Sacramento, que en el siglo XVIII pasó a ocupar uno de los espacios radiales junto al lado norte. Alberga hermosas imágenes de la Virgen y San José con el Niño, y un altar recordatorio de la Última Cena, obra de Pedro Alexandrino.
Ocupa parte de una antigua capilla dedicada a Nuestra Señora de la Luz. En el espacio en que se abre la entrada al claustro se encontraba la capilla del Espíritu Santo.
La siguiente, es la capilla de Nuestra Señora de la Peña de Francia; a continuación se abre la capilla de Santa Ana, que conserva un pequeño túmulo; después se abre la capilla de Santa María Mayor, patrona de la catedral, donde se puede ver, tras su reja medieval, una gran talla de la Virgen con el Niño.
A continuación la siguiente es la capilla de la Inmaculada Concepción, en cuyo altar se puede ver una talla de la Inmaculada; a continuación se abre la capilla de San Damián y San Cosme, donde se conservan dos sepulturas con estatuas yacentes, del siglo XIV, pertenecientes a Lopo Fernandes Pacheco, oficial de la Casa Real de Afonso IV y a su mujer, Dona Maria de Villa-Lobos Después se halla la capilla de la Piedad, con una talla policromada; entre la capilla de la Piedad y la siguiente se puede ver la base de una columna que se desplazó a causa del terremoto de 1755, y una pila de agua bendita del siglo XIV, de estilo manuelino.
La siguiente es la capilla de São Sebastião, con una estatua de mármol del santo. La última es la capilla de São Vicente Mártir, santo valenciano del siglo IV. Conserva una gran pintura en la que se ve a San Vicente de rodillas ante Jesucristo. Esta capilla se ha hecho a costa de unir otras dos, quedando dispuesta en paralelo a la girola. En este lugar se puede ver en el pavimento de la girola las huellas del antiguo ábside románico, formado por tres capillas. Si te fijas, en el arranque de la bóveda de la girola contemplamos, sobre los arcos ojivales, restos de arcos de medio punto de la antigua iglesia románica.

Cabeceras
En la cabecera oriental hay una fuentecilla de mármoles polícromos con tres caños de bronce decorados con peces, pero en la cabecera occidental hay un altar de mármol con crucifijo y una imagen de San Vicente con la barca en la mano. En este altar se guarda un rico cofre, del siglo XVI, de plata labrada, nácar y remaches de plata de factura oriental, donde, según la tradición, se guardan los restos de San Vicente, patrono de Lisboa, cuyo túmulo instalado en la capilla mayor fue destruido por el terremoto de 1755.
Centra la sala una mesa de mármol de la Arrábida sobre la que se encuentra un tabernáculo de plata, bajo un techo abovedado cuidadosamente estucado y pintado; los frescos fueron restaurados después del terremoto, en el siglo XVIII.
Una última recomendación. Si visitáis Lisboa hay algo que ver cerca que no os deberíais perder: Sintra, Cascais y el archifamoso Palacio de Pena.